Existe
una leyenda urbana en el mundo de la publicidad sobre una mosca. La historia
habla de un director creativo que cuando tenia que presentar una campaña controversial,
colocaba una mosca en los bocetos. El cliente, entre confundido y molesto, se
enfocaba en la mosca más que en el contenido de la campaña, la cual, una vez
eliminada la mosca, era aprobada.
En mi
primera experiencia laboral tuve el placer de trabajar con uno de esos publicitarios
míticos de los que se cuenta ponían moscas en sus bocetos. Miguel Angel
Furones, cabeza creativa de Leo Burnett a nivel mundial por muchos años, bien
podría haber sido el protagonista de esta fantástica historia, si no fuera
porque la he escuchado en diferentes versiones, países y agencias.
Entonces,
¿cuál
es al moraleja de la historia? ¿Debemos ir poniendo moscas en toda presentación
de powerpoint que hagamos? ¿Debe la
mosca ser física, o una foto sacada de google images es suficiente? ¿Vale un
mosquito? ¿Le ponemos ruido para aumentar el efecto?
La
moraleja es que tenemos que manejar las moscas de una forma colaborativa y no
arrogante. Las “moscas”, en vez de
esconder, deben abrir un espacio para la discusión y el diálogo. Tenemos
que aceptar que todo trabajo que presentamos, ya sea a clientes,
distribuidores, analistas o jefes va a ser evaluado por un ser humano. Esta
persona, capacitada para emitir un juicio de valor en muchos casos, o un
inútil en muchos otros, va a tener la necesidad de hacer comentarios. Por muy
bueno que sea lo que tengamos enfrente, estamos programados para proveer una
opinión, ya sea por un deseo genuino de ayudar, o por una necesidad de
establecer nuestra posición jerárquica en la tribu corporativa.
Es por
esto que cuando, llenos de optimismo y energía, presentamos algo que “está 99%
ahí” nos encontramos de repente en discusiones bizantinas que llegan incluso a
poner todo el trabajo hecho en peligro. Mucho mejor presentar algo igual de
solido, pero al 90%, dejando a la otra persona poder llenar los ______ en
blanco. Será entonces un esfuerzo en equipo, donde el jefe pudo hacer su
trabajo y dar dirección iluminándonos con su sabiduría. Así mismo, a la hora de
evaluar el trabajo de nuestros equipos, acordémonos de que ahora somos nosotros
los que tenemos esa necesidad imperiosa de “añadir
valor”. Conscientemente busquemos
“moscas” en nuestras interacciones que las hagan más productivas y provechosas.
Mi único pesar es no haber sabido aplicar este sabio
consejo durante muchos años de mi carrera.
¡Hasta
la próxima!
Con más de 20 años de trayectoria profesional,
Hernando Ruiz-Jiménez combina una amplia experiencia corporativa en compañías
como PepsiCo, Diageo y Leo Burnett, exitosas aventuras empresariales como
Wireless Idea, y estudios en las prestigiosas escuelas de negocios de Villanova
y Stanford University, para traernos una visión fresca y distinta de los temas
de interés y actualidad en el mundo del marketing.
Yo a veces lo he conseguido!! pero eso, solo a veces!! ahora que cuando lo consigues te da muy buen resultado, me parece una muy sabía reflexión!!
ResponderEliminarFelicidades...a mi me cuesta todavía!!!!!
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