El
Economist presenta una visión muy critica e inteligente del negocio de la droga
Duro, realista, despiadado, cínico, desolador, genial, oportunista…la verdad es que no estoy claro cual es el mejor adjetivo para calificar el último articulo de “Schumpeter” en el Economist. El articulo, titulado “Narconomics”, describe “las lecciones de negocios que podemos aprender de los barones de la droga mejicanos.” Con un tono muy irónico, entre serio y divertido, vemos un análisis de demanda, donde
Duro, realista, despiadado, cínico, desolador, genial, oportunista…la verdad es que no estoy claro cual es el mejor adjetivo para calificar el último articulo de “Schumpeter” en el Economist. El articulo, titulado “Narconomics”, describe “las lecciones de negocios que podemos aprender de los barones de la droga mejicanos.” Con un tono muy irónico, entre serio y divertido, vemos un análisis de demanda, donde
aprendemos que en USA el consumo se ha movido hacia la marihuana, con un
descenso de la cocaína (la cual es ahora más consumida en Europa), y la entrada
de mercados “emergentes” en el consumo, como Australia. Pasamos por una examen
de las estrategias de distribución (donde no existen impuestos ni tarifas), por
una discusión sobre calidad de producto (la cual es irrelevante, pues las penas
son las mismas independientemente de la calidad) y por estrategias de
contratación de personal (¡qué difícil es para todos encontrar buenos empleados!).
Acaba el articulo examinando las políticas de relaciones públicas y “responsabilidad
social corporativa“ (palabras del Economist, no mías) de los carteles de la
droga, dando un golpe (que yo considero bajo) a la iglesia católica para cerrar
con un “Bang”. Reconozco que soy fan del Economist, pero este articulo me ha
dejado un poco pasmado.
Por un
lado, es verdad que el mundo de la droga es un negocio, y como tal le aplican
las reglas de los negocios. Oferta y demanda son importantes. Existen
estrategias de producto y distribución. Hay políticas de precios y canales de
comunicación, en gran parte virales. Si queremos hacer algo tenemos que
entender estas dinámicas y ver como actuar con las mismas. Una guerra a la
oferta sin un esfuerzo por controlar la demanda es algo insensato (oferta sin
demanda no existe). Por otro lado, reducir la oferta de forma independiente
solo hace que los precios suban, como bien sabe cualquier estudiante de primer
año de economía. No solo esto, sino que la escasez hace al producto más
“deseable”, y tratándose de productos de baja elasticidad, la calidad baja, los
márgenes se disparan, y en general se aumenta aun más el incentivo para la
oferta. Gran parte del problema en la lucha contra la droga es la hipocresía
con que se afronta el tema y en esto tiene razón “Schumpeter” en ser despiadado
e irónico.
Lo que
me deja frio es la falta de sensibilidad en relación a un gran problema, tanto
en los países consumidores como en los productores (donde también existe una
creciente demanda interna). Estamos hablando de “empresas” que compiten
literalmente a muerte, dejando un paso de terror y dolor donde operan con una
enorme carga social. Aquí no hay ente regulador, ni reglas de calidad, ni
políticas de empleo. Quizás este es en gran parte el punto del articulo, pero
no por ello se puede banalizar el problema. Una cosa es defender el modelo de
capitalismo liberal y sus virtudes que son muchas, y otra es alabar el extremo
de un capitalismo despiadado, ilegal y sangriento, aunque sea “de broma.” Sí,
es negocio y es marketing aunque sea ilegal, y por eso hay que tomárselo más en
serio. Guardando las distancias, que son estratosféricas, este fue uno de mis
grandes aprendizajes trabajando con bebidas alcohólicas, donde teníamos un
código muy estricto de conducta y responsabilidad, pues sabíamos que el consumo
excesivo e irresponsable de nuestro producto podía tener consecuencias
catastróficas. Si los formadores de opinión no nos tomamos en serio el tema, no
podemos esperar que el consumidor lo haga. De nuevo, hay un alto riesgo en banalizar el problema y
no se puede ser irresponsable con el mismo.
Entiendo
que “Schumpeter” está siendo fiel a el valor de “creative destruction”
(destruir para crear - expuesto por el economista austriaco en cuyo honor se da
nombre a la columna), pero en este caso creo que se ha pasado con la
destrucción y no aporta nada nuevo en el área creativa. El tema de las drogas
es bien complicado y merece ser tratado con más delicadeza y profundidad…Aunque
a veces una dosis de ironía no viene mal…sigo confuso, que se le va hacer…
¡Hasta
la próxima!
Con más de 20 años de trayectoria profesional,
Hernando Ruiz-Jiménez combina una amplia experiencia corporativa en compañías
como PepsiCo, Diageo y Leo Burnett, exitosas aventuras empresariales como
Wireless Idea, y estudios en las prestigiosas escuelas de negocios de Villanova
y Stanford University, para traernos una visión fresca y distinta de los temas
de interés y actualidad en el mundo del marketing.
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