Un muy buen diseño de experiencia en el lugar menos esperado
Que bueno es ver que hay buen marketing en todos lados y que sin
darnos cuenta somos más influenciables de lo que creemos. A mi me pasó esta
semana cuando viajé en Turkish Airlines y sorprendentemente la comida estaba
muy buena. Sencilla. Köfte (albóndigas, vaya) con arroz, pinchito de pollo con
espinacas, pasta con tomate y berenjena. Todo muy rico. Pudo ser el raki (anís
seco), pero creo que también pudo ser algo tan original como la vestimenta de los
azafatos. Veamos porqué.
Yeni Raki |
Al
subir al avión, los azafatos te reciben vestidos con una bata blanca y con un
gorro de cocinero (algo ladeado…¿chic o interpretación otomana?). Te sonríen y
amablemente te indican por que pasillo tomar. Lo primero que uno piensa es
“guau, me saludo el cocinero, aquí el servicio y la comida tienen que ser
buenos”. El aperitivo son unas castañas deliciosas, mientras te dan un menú
impreso (¡Igual que los de primera!...bueno, con diferente comida imagino) lo
que valida la primera impresión. Ya cuando llega la comida uno está predispuesto a que ésta va a ser buena. Revisamos el menú con anticipación en vez de estar pensando (como ocurre
con la mayoría de las líneas aéreas) en ese sándwich que jamón y queso que no
compramos en el aeropuerto por tacaños, y discutimos con el vecino que estará mejor, las albóndigas con especias o el
pollo kebab. Una vez llega la comida, ésta no defrauda, y felizmente tomamos un
café mientras acabamos nuestro raki.
Menu Turkish Airlines |
Comida Turkish Airlines - Sorprendentemente buena |
Amigdala |
Si nos
damos cuenta, nos están ofreciendo “chicken or beef”, pero ¡que diferencia en la
forma de hacerlo! La experiencia está diseñada desde el momento en que nos
montamos en el avión para que sea positiva. Está demostrado que nuestra mente
toma decisiones impulsivamente mucho antes de que las procesemos de una forma
racional. Es en la zona de la amígdala donde el cerebro “distribuye” por así
decirlo, el trafico de pensamientos. Una impresión buena rápida abre los
ficheros de memorias placenteras. Es por esto que esa gorra de cocinero es una
idea genial. Sin nosotros quererlo ya estamos recordando memorias positivas
sobre comida. El recibir un menú escrito, no solo nos hace sentir más cerca de
los de primera, pero de nuevo nos lleva a un lugar placentero. Cuando llega la
comida, no estamos ante una bandeja pedorra (aunque es la misma que en el resto
de los aviones), sino ante una invitación a probar la comida turca (la cual por
cierto es deliciosa en sí).
Moraleja:
Tenemos que diseñar la experiencia de producto desde el primer contacto con el
cliente. Y este contacto puede estar mucho antes de lo que pensamos. Quien
diseño el “producto” de comida en Turkish Airlines no se fijo solo en ingredientes y platos, sino también entendió que podía influenciar el
producto desde el momento en que entrábamos al avión. Lo importante es que todo
se hizo además de forma consistente, dentro de la personalidad de marca de la
aerolínea (moderna, amable, turca). Pensemos pues en nuestros productos y
servicios y veamos como podemos replicar este aprendizaje. Cómo de forma
consistente y creíble plantamos esas impresiones tempranas para que el
consumidor este predispuesto de forma favorable a lo que tenemos que ofrecer.
Si tienes ideas o ejemplos, por favor envíalos para compartirlos, pues este campo es rico para explorarlo...
¡Hasta la próxima!
Con más de 20 años de trayectoria profesional, Hernando Ruiz-Jiménez combina una amplia experiencia corporativa (PepsiCo, Diageo, Leo Burnett) con exitosas aventuras empresariales (Impremedia, Wireless Idea) y estudios en las prestigiosas escuelas de negocios de Villanova y Stanford University, para traernos una visión fresca y distinta de los temas de interés y actualidad en el mundo del marketing.
No hay comentarios:
Publicar un comentario